top of page

​​​LA OTRA CARA DE LA PANDEMIA

 


Karen Garavito 11A

 


Llegaba del colegio, ya alistando mis cosas para ir a estudiar de nuevo, cuando escucho mi nombre y veo a mi mamá muy preocupada viendo las noticias. Me dice   -Mañana no tiene clase, en ese momento mi gesto es sonreír y dar un salto de felicidad, pero lo que no sabía era que al otro día también iba a recibir la misma noticia, era tan repetida que ya me estaba cansando de no salir de mi casa, el colegio tomó medidas de poner clases virtuales con el hecho que no se perdiera el método de estudio, estaba emocionada  a conectarme a las clases en la Tablet nueva que me habían comprado, al principio estaba juiciosa, madrugaba y me conectaba a las clases, también realizaba las guías, esto ya se volvía normal, tenía que aceptar que estaba pasando por una  pandemia, pues llegó  un virus que estaba acabando con las personas, pero lo que no sabía  que mi vida iba a dar tantas vueltas, pues en mi casa recientemente se había mudado un muchacho un año mayor que yo.


Su familia era amiga de mis padres, entonces empezamos a vernos más a menudo sin descartar a mis otros amigos que vivían en la misma cuadra,  y un compañero que vivía cerca a veces se nos unía,  pues pasando el tiempo fuimos hablando y cada vez nos conocíamos más hasta el punto de volvernos amigos, no solo con el chico sino también con el hermano, después de que pasara todo esto, todos decidimos salir a jugar un rato para romper ese silencio que abundaba en la casa, pues todos estábamos aburridos de no ir a clases. Un día, mientras le ayudaba a mi mamá a doblar la ropa, me distraigo por un instante y miro por mi ventana a la calle con un sol impresionante, donde se encontraban  Manuel y Carlos, pues el chico llamado Carlos estaba de piloto en la cicla, él era el chico mayor que iba atrás en la misma cicla roja, cuando escucho un –Pare, detenga la bicicleta, y es la voz de Manuel, decido poner más atención a lo que está pasando afuera, cuando veo que Manuel de la misma desesperación se tira hacia atrás y se cae, la cara de confundido de Carlos, no podía parar de reírme, Carlos me acompañó con su risa y nos quedamos riendo como mínimo por una hora, al ver que Manuel rápidamente se levantaba del suelo y actuaba como si no hubiera pasado nada y lo trataba de disimular pero no lo lograba, todos nos habíamos dado cuenta y ya no había vuelta atrás, se raspó y se hecho agua para quitar un poco la sangre, se fue a su casa y yo seguí ayudándole a mi mamá. 


Me levanto y otro día más en pandemia, relativamente sin poder salir de mi casa, me levanté y me organicé para iniciar mis clases, en medio de una clase todos nos comunicamos y quedamos para salir una vez más, solo nos dejaban si teníamos todo al día, así que rápidamente hice mis tareas porque me encantaba salir y en especial con ellos y hacían que eso del encierro no se viera tan malo porque siempre me sacaban una sonrisa, como por ejemplo cuando jugábamos stop pues en la calle constantemente había espacio para correr y rayar en el suelo, siempre me tocaba a mi buscar la piedra que más rayara para poderlos escribir y mientras corría hasta acá abajo donde teníamos escritos los nombres, me resbale y me caí, pues como siempre no faltaban las risas, esta vez sumándole la mía, a la semana cuando ya nos habían entregado notas y teníamos más tiempo para salir a divertirnos, decidimos jugar futbol, yo no era tan buena como Carlos y Manuel, entonces generalmente ellos eran los que elegían a los integrantes de cada equipo y pues yo quede en el equipo de Carlos todo iba bien, hasta que yo salí del arco y me puse a jugar y me encuentro con un rival mucho más potente que yo, pues era Francisco y resulta que para quitarme el balón, no sé qué pasó pero termine en el suelo, sé que no fue intencional pero me dolía demasiado, así que decidí no jugar más.


Me senté  al frente de mi casa mientras ellos jugaban, claramente yo iba por mi equipo, pero se me acabó el tiempo porque era de noche y mi mamá me llamó, así que tuve que entrar a la casa pero lo raro era que todavía me seguía doliendo el pie, me dolía tanto que le dije a mi hermano y claramente mi hermano me dijo que no estaba normal, así que me llegué a asustar, entonces llamé desesperadamente a mi mamá y me dice que sí, que tenemos que ir a un sobandero porque me desguincé el tobillo, entonces me preparé un poco para salir, no me podía poner ni una chancla, así que me fui saltando en una pata y lo triste fue que no fue de felicidad, pues mi mamá y mi hermano ya tenían los tapabocas y salimos, íbamos directo a un sobandero que conocía mi familia pero en el camino nos encontramos a un amigo de mi hermano, así que nos detuvimos y le contamos la historia y pues él decidió acompañarnos y cuando llegamos  a Arborizadora Alta y golpeamos en su casa, sale una señora diciéndonos que el señor efectivamente no se encontraba en ese momento, entonces ya frustrada nos íbamos a devolver, hasta que el amigo de mi hermano dijo que conocía a un sobandero porque a él le había pasado algo similar pero no en el pie, así que mi mamá, mi hermano y yo decidimos confiar en él e ir a donde la señor, pues ya eran como las ocho de la noche cuando llegamos a la casa de la sobandero y necesitábamos una venda para que el hueso después de sobada se acomodara, mi hermano salió a buscarla, pero no la encontró, pues todo estaba cerrado, entonces salió mi mamá y le tuvo que dar la vuelta al barrio para poder encontrarla, mientras tanto yo estaba acostada como en una especie de camilla, con el dolor en el pie, cuando siento que la señor hace un movimiento de rotación con mi pie, hasta llegue a pensar que el dolor se había ido , porque no sentía nada, hasta que en un momento de distracción siento como se acomoda el hueso rápidamente, después de todo esto salgo saltando con mi pie vendado y con dos semanas en reposo sin poder mover el pie. Otra mañana en pandemia, todo el día se sintió tan aburrido, pues mis amigos salían a jugar y yo no podía salir de mi casa, pero ellos de vez en cuando iban y me saludaban y esto ocurrió durante dos semanas, hasta que por fin pasaron esos días que parecían una eternidad, pero al final seguimos jugando y disfrutando después de mi recuperación.  
 

bottom of page